29 junio, 2012

Bibliografía de Marguerite Duras


Bibliografía                                                                                               
Marguerite Duras en plena madurez
  • Péan, Pierre (1996). Una juventud francesa: François Mitterrand, 1934-1947. Barcelona: Editorial Juventud. 84-261-2963-3.
  • Les Impudents, Plon, 1943.
  • La Vie tranquille, Gallimard, 1944.
  • Un barrage contre le Pacifique, Gallimard, 1950.
  • Le Marin de Gilbaltar, Gallimard, 1950.
  • Des petits chevaux de Tarquinia, Gallimard, 1953.
  • Des journées entières dans les arbres, Le Boa, Madame Dodin, Les Chantiers, Gallimard, 1954.
  • Le Square, Gallimard, 1955.
  • Moderato Cantabile, Les Éditions de Minuit, 1958.
  • Les Viaducs de la Seine et Oise, Gallimard, 1959.
  • Hiroshima mon amour, Gallimard, 1960.
  • L'après-midi de M. Andesmas, Gallimard, 1960.
  • Le Ravissement de Lol V. Stein, Gallimard, 1964.
  • Teatro I : les Eaux et Forêts-le Square-La Música, Gallimard, 1965.
  • Le Vice-cónsul, Gallimard, 1966.
  • L'Amante Anglaise, Gallimard, 1967.
  • Teatro II : Suzanna Andler-Des journées entières dans les arbres-Yes, peut-être-Le Shaga-Un homme est venu me voir, Gallimard, 1968.
  • Détruire, dit-elle, Les Éditions de Minuit, 1969.
  • Abahn Sabana David, Gallimard, 1970.
  • L'Amour, Gallimard, 1971.
  • « Ah! Ernesto », Hatlin Quist, 1971.
  • India Song, Gallimard, 1973.
  • Nathalie Granger, seguido de La Femme du Gange, Gallimard, 1973.
  • Le Camion, seguido de Entretien avec Michelle Porte, Les Éditions de Minuit, 1977.
  • L'Eden Cinéma, Mercure de France, 1977.
  • Le Navire Night, seguido de Césarée, les Mains négatives, Aurélia Steiner, Mercure de France, 1979.
  • Vera Baxter ou les Plages de l'Atlantique, Albatros, 1980.
  • L'Homme assis dans le couloir, Les Éditions de Minuit, 1980.
  • L'Eté 80, Les Éditions de Minuit, 1980.
  • Les Yeux verts, in les Cahiers du Cinemà, n°312-313, junio de 1980 y nueva edición, 1987.
  • Agatha, Les Éditions de Minuit, 1981.
  • Outside, Albin Michel, 1981.
  • L'Homme atlantique, Les Éditions de Minuit, 1982.
  • Savannah Bay, Les Éditions de Minuit, 1982, 2e edición aumentada 1983.
  • La Maladie de la mort, Les Éditions de Minuit, 1982.
  • Teatro III : -La Bête dans la jungle, 1984.
  • L·amant, Les Éditions de Minuit, 1984.
  • La Douleur, POL, 1985.
  • La Música deuxième, Gallimard, 1985.
  • Les Yeux bleus Cheveux noirs, Les Éditions de Minuit, 1986.
  • La Pute de la côte normande, Les Éditions de Minuit, 1986.
  • La Vie matérielle, POL, 1987.
  • Emily L., Les Éditions de Minuit, 1987.
  • La Pluie d'été, POL, 1990.
  • L'Amant de la Chine du Nord, Gallimard, 1991.
  • El verano del 80, (Trad Amelia Hernández) bid & co. editor. 2010

Filmografía de Marguerite Duras


FILMOGRAFÍA
Imagen de Marguerite Duras en plena madurezFilmografía










1977 : Les Plages de l'Atlantique (Baxter, Vera Baxter)

1978 : Les Mains négatives (cortometraje)







1982 : Il Diálogo di Roma (documental)


El tren a Burdeos, de Marguerite Duras

de Marguerite Duras
Marguerite Duras en  plena juventud

Una vez tuve dieciséis años. A esa edad todavía tenía aspecto de niña. Era al volver de Saigón, después del amante chino, en un tren nocturno, el tren de Burdeos, hacia 1930. Yo estaba allí con mi familia, mis dos hermanos y mi madre. Creo que había dos o tres personas más en el vagón de tercera clase con ocho asientos, y también había un hombre joven enfrente mío que me miraba. Debía de tener treinta años. Debía de ser verano. Yo siempre llevaba estos vestidos claros de las colonias y los pies desnudos en unas sandalias. No tenía sueño. Este hombre me hacía preguntas sobre mi familia, y yo le contaba cómo se vivía en las colonias, las lluvias, el calor, las verandas, la diferencia con Francia, las caminatas por los bosques, y el bachillerato que iba a pasar aquel año, cosas así, de conversación habitual en un tren, cuando uno desembucha toda su historia y la de su familia. Y luego, de golpe, nos dimos cuenta de que todo el mundo dormía. Mi madre y mis hermanos se habían dormido muy deprisa tras salir de Burdeos. Yo hablaba bajo para no despertarlos. Si me hubieran oído contar las historias de la familia, me habrían prohibido hacerlo con gritos, amenazas y chillidos. Hablar así bajo, con el hombre a solas, había adormecido a los otros tres o cuatro pasajeros del vagón. Con lo cual este hombre y yo éramos los únicos que quedábamos despiertos, y de ese modo empezó todo en el mismo momento, exacta y brutalmente de una sola mirada. En aquella época, no se decía nada de estas cosas, sobre todo en tales circunstancias. De repente, no pudimos hablarnos más. No pudimos, tampoco, mirarnos más, nos quedamos sin fuerzas, fulminados. Soy yo la que dije que debíamos dormir para no estar demasiado cansados a la mañana siguiente, al llegar a París. Él estaba junto a la puerta, apagó la luz. Entre él y yo había un asiento vacío. Me estiré sobre la banqueta, doblé las piernas y cerré los ojos. Oí que abrían la puerta, salió y volvió con una manta de tren que extendió encima mío. Abrí los ojos para sonreírle y darle las gracias. Él dijo: "Por la noche, en los trenes, apagan la calefacción y de madrugada hace frío". Me quedé dormida. Me desperté por su mano dulce y cálida sobre mis piernas, las estiraba muy lentamente y trataba de subir hacia mi cuerpo. Abrí los ojos apenas. Vi que miraba a la gente del vagón, que la vigilaba, que tenía miedo. En un movimiento muy lento, avancé mi cuerpo hacia él. Puse mis pies contra él. Se los di. Él los cogió. Con los ojos cerrados seguía todos sus movimientos. Al principio eran lentos, luego empezaron a ser cada vez más retardados, contenidos hasta el final, el abandono al goce, tan difícil de soportar como si hubiera gritado.
Hubo un largo momento en que no ocurrió nada, salvo el ruido del tren. Se puso a ir más deprisa y el ruido se hizo ensordecedor. Luego, de nuevo, resultó soportable. Su mano llegó sobre mí. Era salvaje, estaba todavía caliente, tenía miedo. La guardé en la mía. Luego la solté, y la dejé hacer.
El ruido del tren volvió. La mano se retiró, se quedó lejos de mí durante un largo rato, ya no me acuerdo, debí caer dormida.
Volvió.
Acaricia el cuerpo entero y luego acaricia los senos, el vientre, las caderas, en una especie de humor, de dulzura a veces exasperada por el deseo que vuelve. Se detiene a saltos. Está sobre el sexo, temblorosa, dispuesta a morder, ardiente de nuevo. Y luego se va. Razona, sienta la cabeza, se pone amable para decir adiós a la niña. Alrededor de la mano, el ruido del tren. Alrededor del tren, la noche. El silencio de los pasillos en el ruido del tren. Las paradas que despiertan. Bajó durante la noche. En París, cuando abrí los ojos, su asiento estaba vacío.

FIN

El último cliente de la noche, de Marguerite Duras

(Cuento. Texto completo )
Marguerite Duras

Marguerite Duras, imagen de su juventud
La carretera atravesaba la Auvernia y el Cantal. Habíamos salido de Saint-Tropez por la tarde, y condujimos hasta entrada la noche. No recuerdo exactamente qué año era, fue en pleno verano. Lo conocía desde principios de año. Lo había encontrado en un baile al que había ido sola. Es otra historia. Quiso parar antes del amanecer en Aurillac. El telegrama había llegado con retraso, había sido enviado a París, y luego reenviado de París a Saint-Tropez. El entierro debía tener lugar al día siguiente, a última hora de la tarde. Hicimos el amor en el hotel «Aurillac», y luego volvimos a hacerlo. Por la mañana lo hicimos de nuevo. Creo que fue allí, durante este viaje, cuando el deseo se esclareció en mi cabeza. Por él. Creo. Pero, estoy menos segura. Pero por él, sin duda, sí, desde el momento que se unía a mí en este deseo. Pero él, como otro, como el último cliente de la noche. Apenas dormimos, y reemprendimos el viaje muy pronto. Era una carretera muy bonita y terrible, interminable, con curvas cada cien metros. Sí, fue durante este viaje. Esto nunca se ha vuelto a repetir en mi vida. El lugar ya estaba allí. Sobre el cuerpo. En estas habitaciones de hotel. Sobre las orillas arenosas del río. El lugar era oscuro. Estaba también en los castillos, en sus muros. En la crueldad de las cacerías. De los hombres. En el miedo. En los bosques. En el desierto de las alamedas. De los estanques. Del cielo. Tomamos una habitación al borde del río. Volvimos a hacer el amor. No podíamos hablarnos más. Bebíamos. En la sangre fría, golpeaba. El rostro. Y ciertos lugares del cuerpo. No podíamos acercarnos ya el uno al otro sin tener miedo, sin temblar. Me llevó hasta lo alto del parque, a la entrada del castillo. Estaban los de Pompas Fúnebres, los guardianes del castillo, el ama de mi madre y mi hermano mayor. A mi madre no la habían metido todavía en el ataúd. Todo el mundo me esperaba. Mi madre. Besé la frente helada. Mi hermano lloraba. En la iglesia de Onzain éramos tres, los guardianes se habían quedado en el castillo. Yo pensaba en este hombre que me esperaba en el hotel al borde del río. No me daban pena, ni la mujer muerta ni el hombre que lloraba, su hijo. Nunca más he tenido. Después vino la cita con el notario. Consentí a las disposiciones testamentarias de mi madre, me desheredé.
Él me esperaba en el parque. Dormimos en este hotel al borde del Loira. Después, nos quedamos varios días junto al río, dando vueltas por allí. Permanecimos en la habitación hasta entrada la tarde. Bebíamos. Salíamos para beber. Volvíamos a la habitación. Luego, volvíamos a salir por la noche. Buscábamos cafés abiertos. Era la locura. No podíamos marcharnos del bar, de este lugar. De lo que buscábamos, no se hablaba. A veces, teníamos miedo. Sentíamos una profunda pena. Llorábamos. La palabra no se pronunciaba. Lamentábamos no amarnos. Ya no sabíamos nada. Existía sólo lo que se decía. Sabíamos que esto no volvería a ocurrir en nuestra vida, pero de esto no se decía nada, ni que éramos los mismos frente a esta disposición de nuestro deseo. Esto siguió siendo la locura durante todo el invierno. Después, fue menos grave, una historia de amor. Posteriormente aún escribí Moderato Cantabile.
FIN


06 septiembre, 2011

ALBERT CAMUS


Nota introductoria:

por Ana Alejandre

En 2010 se cumplió el primer cincuentenario del fallecimiento de Albert Camus, en un accidente automovilístico, que tuvo lugar el 14 de enero de 1960. Esta muerte significó no sólo la pérdida de un intelectual de su talla, sino también la desaparición de un referente obligado  de rebeldía, de inconformismo, de hombre comprometido en la lucha por las libertades de los ciudadanos y contrario al sistema, lo que le supuso el rechazo de muchos y el ser blanco de críticas atroces, de descalificaciones injustas y de la incomprensión que recibió sin tregua de muchos de los intelectuales de su época, empezando por el propio Sartre, pero eso no empañó en él su sinceridad, su firmes convicciones y la honestidad a ultranza que mantuvo hasta el día de su muerte. Fue lúcidamente congruente con sus propias ideas  hasta el final de su vida.
Forma parte de una larga lista de escritores a los que considero imprescindibles, auténticos y de una talla literaria tan preclara que hace que entre sus obras se encuentren títulos que forman parte de la lista de obras maestras de la literatura universal, como pueden ser El extranjero y La peste, entre otras.


Biografía
                                                                                                 



Camus nació en Mondovi (actualmente Drean, Argelia), el 7 de noviembre de 1913., en el seno de una familia de colonos franceses (a los que, se conocía, en Francia  con el término despectivo de “pieds-noirs”). Su padre era de origen alsaciano (los que huyeron de dicha región durante la ocupación alemana tras la guerra franco-prusiana): y fue  llamado a filas durante la primera guerra mundial, por lo que resultó herido gravemente en combate durante la batalla del Marne y  murió en un hospital el 17 de octubre de 1914. Su madre era una mujer analfabeta, casi muda, y, de orígenes españoles, menorquinos,  aunque nació en Argelia
Al fallecer su padre, la familia quedó prácticamente en la ruina, lo que la obligó a trasladarse a vivir a un barrio mísero de Argel. Empieza a cursar estudios gracias a las becas y la ayuda de algunos de sus profesores que se dan cuenta de su talento y la rapidez de su progreso.. Por esta ayuda recibida, Camus dedicó su Premio Nobel a su maestro de primeria y tuvo siempre frases de elogio y agradecimiento a quienes fueron sus introductores en la lengua francesa y en la cultura europea.
            Cursó estudios en la Universidad de Argel, de la licenciatura en Filosofía y Letras que no llegó a acabar porque se lo impidió la tuberculosis que empezó a padecer. Empezó a escribir a escribir muy joven, por lo que a los 19 años comenzó a publicar en la Revista “Sud”.
Fundó una compañía de teatro llamada “El teatro del trabajo” formada por aficionados y dedicada a la representación de obras de los autores clásicos que iban dedicadas a las clases trabajadoras. Por entonces, comenzó su militancia en el Partido Comunista -una sección del Partido Comunista Francés, del que se apartó en 1939, tras el pacto germano-soviético que le supuso una ruptura con sus antiguos camaradas. Colaboraba frecuentemente con el diario de frente popular. Fue allí donde publicó “La miseria de Kabilia”, fruto de un trabajo suyo de investigación, que obtuvo una gran resonancia, por lo que fue cerrada dicha publicación y El Gobierno  le obstaculizó cualquier intento de encontrar trabajo en Argel.
Además comenzó a trabajar como periodista y realizó muchos viajes por Europa. Publicó su primera obra, Nupcias, en 1939, que era  un conjunto de artículos que  contenían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes.
Se traslada a París y comenzó a trabajar como redactor en el periódico París-Soir. En 1943, comienza a trabajar en la editorial Gallimard. Fue director de Combat, una publicación clandestina desde 1945 a 1947.
Al estallar la II Guerra Mundial participó activamente en la Resistencia francesa contra la ocupación alemana, y fue entonces cuando publicó la que se considera su gran novela El extranjero, en 1942., considerada como la obra más importante del “existencialismo” y de la literatura del absurdo, aunque en ella se nota la enorme influencia que tuvo en Camus la obra de Nietzsche, más profunda aún en este escritor  que el propio existencialismo. Su protagonista, Meursalt, que representa al arquetipo del antihéroe, es la imagen de un nihilista, quien asiste completamente indiferente al entierro de su madre, hecho que no despierta en él ningún sentimiento de dolor. Poco después,  mata a un árabe sin ningún motivo y por este asesinato es condenado a muerte en absurdo juicio. Este personaje representa la imagen de un mundo caótico, que ha perdido todos los valores más importantes, que viven sumido en una alienación, entre la sensación angustiosa del absurdo existencial y la decepción vital, por lo que los únicos estímulos a los que responde son los físicos, no  a aquellos propios de un ser humano que aún conserva su propia identidad y su humanidad. Por ello, cuando Mersalt trata de explicar al tribunal las posibles motivaciones de su crimen, sólo puede alegar la desconcertante razón de que lo hizo porque le molestaba el sol. Camus intenta decir que su protagonista no es un ser anómalo, patológico, sino la imagen que representa a un sociedad sin valores, sin ideales, asomada al precipicio del absurdo, de la angustia existencial y del más absoluto nihilismo.
 A esta obra cumbre, le sigue El mito de Sísifo, también de 1942, en la que se advierte también la fuerte influencia del existencialismo en el autor.
Cuando finaliza la II Guerra Mundial, la obra de Camus evoluciona y deriva hacia una patente defensa de los valores humanos: la integridad, la fraternidad y la dignidad como única defensa posible ante el avance del nihilismo. Se identifica con la imagen del hombre, del ser humano real, como individuo que está insertado y forma parte de la propia Naturaleza, por lo que reniega de las abstracciones como hombre que era de un origen pueblerino; pero no por ello renuncia a las ideas anarquistas que le despiertan un especial interés y con las que se encuentra identificado.
Esta postura claramente defensora del hombre y de su propia dignidad a la que defiende contra todos los totalitarismos, le lleva a enfrentarse con los más insignes representantes de la intelectualidad francesa, representada por Sartre y Beauvoir y todos su adláteres, denunciando  el la represión soviética, el gulag, lo que todos aquellos consideran una traición al pensamiento comunista y a sus sistemas políticos. Todo esto le costó un alto precio porque a partir de 1956, cuando la revolución argelina se inició en busca de la independencia francesa, le supuso a Camus un grave conflicto de lealtades ya que se debatía entre la defensa de una Argelia libre pero francesa, lo cual era una utopía irrealizable. El defendía la idea de poder llegar a un entendimiento entre las partes, porque temía que el uso de la violencia podría traer consecuencias terribles para Argelia que la llevara a una dictadura sangrienta o la creación de otro gulag con tan terribles consecuencias como en el caso del soviético.
            Escribió también teatro con corte existencialista como fue, Calígula, en 1945, que se le considera una de las importantes de su obra teatral. La novela titulada La peste, de 1947, también muestra el interés de este autor por el absurdo existencial, pero reconoce el valor de los seres humanos ante las desgracias y catástrofes de todo tipo, como única forma de salvación personal y colectiva, no sólo ante los hechos terribles, sino ante la propia vida. En esta obra afirma que ·”cada uno lleva dentro de sí la peste”,  y reconoce que, desde que abandonó la lucha armada y se decantó por defender siempre a las víctimas se condenó a sí mismo a un “exilio definitivo”.
 Aunque en su novela La peste, de 1947, Camus todavía se interesa por el absurdo fundamental de la existencia, reconoce el valor de los seres humanos ante los desastres existenciales. Afirma en esta obra que “cada uno lleva dentro de sí la peste” y que desde el mismo momento en que se decidió a no matar y a ponerse siempre del lado de las víctimas, se condenó a un “exilio definitivo”.
            Otras obras fueron El hombre rebelde,  de1951; la obra de teatro Estado de sitio (1948); la novela La caída, 1956 y un conjunto de relatos El exilio y el reino (1957). Colecciones de sus trabajos periodísticos fueron publicadas con el título de Actuelles (3 volúmenes, 1950, 1953 y 1958) y El verano (1954). Una muerte feliz (1971), aunque  salió publicada póstumamente, es su primera novela. En 1994, publicó su hija  la novela  inclonclusa  El primer hombre que escribía cuando murió, .Sus Cuadernos, que se refieren a los años que van dese 1935 a 1951, se publicaron  después de su muerte en dos volúmenes (1962 y 1964).
Su obra está escrita con un estilo claro. vigoroso y conciso,  a través del cual expresa la filosofía del absurdo,  la sensación de vacío, desencanto y angustia existencial,  pero a su vez hace hincapié en  el reconocimiento de los valores esenciales del hombre y de su propia e inalienable dignidad y fraternidad con sus semejantes.
            Sus orígenes españoles y la simpatía que le despertaba el pueblo español,  se vieron aumentados por la larga relación sentimental que mantuvo durante muchos años con la actriz española afincada en Francia, María Casares.
 Camus, obtuvo en 1957 el Premio Nobel de Literatura y falleció murió en un accidente  automovilístico en Villeblerin (Francia) el 4 de enero de 1960.
            A pesar del largo tiempo transcurrido desde su muerte, la obra de Camus sigue siendo imprescindible para entender la literatura del siglo XX, de la que forma parte como uno de los exponentes más importantes. Cualquiera de sus obras le sonarán al lector como totalmente actuales porque en ellas hablo de lo que es congénito en el ser humano: la dignidad, la lucha contra la injusticia, los totalitarismos y la defensa de los valores como la fraternidad y la tolerancia en un mundo que se abocaba al suicidio moral, a caballo entre el nihilismo y la desesperanza.
            Un escritor que ha pasado a la Historia de la Literatura, porque fue incómodo para  algunos de sus coetáneos y el poder establecido, y un referente necesario para muchos franceses y europeos por su tenaz y valiente defensa de los valores que antes y ahora están en peligro de extinción en esta sociedad desarbolada que se acerca cada vez más al precipicio.



Traductor

DEAN KOONTZ, EL ESCRITOR QUE PREDIJO EL COVID_19

Dean Koontz D ean R. Koontz El escritor que predijo en su novela “Los ojos de la oscuridad”, la pandemia del coronavirus “alrededor de 202...