02 marzo, 2009

JOSEPH CONRAD










Joseph Conrad, cuyo nombre verdadero era Józef Teodor Konrad Korzeniowski, nació en Berdichev, Polonia (actualmente en Ucrania), hijo de un noble polaco, de quien heredó su amor apasionadoe por la literatura, por lo que desde muy noiño fue un ferviente lector.
Cuando contaba 12 años quedó huérfano y, poco después, con tan sólo 16 años abandonó la Polonia ocupada por los rusos y se instaló en Marsella. A partir de entonces y durante los siguientes cuatro años se enroló en barcos mercantes franceses con los que realizó múltiples navegaciones y , quizás por su espíritu aventurero, luchó en España en las guerras carlistas al lado de las tropas de don Carlos, viviendo en dicha etapa una apasionada y tormentosa historia de amor que lo llevó al borde del suicidio. Más tarde, pasó a prestar servicios a la Marina mercante inglesa y de esta forma obtuvo la nacionalidad británica en 1886 cambiando posteriormente su nombre, adaptándolo a su nueva nacionalidad.

Siguió navegando constantemente durante más de diez años, sobre todo por Oriente. Durante dichas travesías vivió múltiples y variopintas experiencias, sobre todo en el archipiélago malayo y en el río Congo durante 1890, y todas ellas son expuestas en sus relatos, escritos en inglés, idioma que dominaba a la perfección además de otras tres lengua tras el polaco, el ruso y el francés. En el mismo año que publicó su primera novela , se casó con Jessie George, en 1895.

Conrad escribió una extensa obra que comprende trece novelas, dos libros de memorias y casi una treintena de relatos cortos, pese a que siempre confesó que escribir le resultaba difícil y doloroso, lo que recoge este comentario suyo tras finalizar la novela Nostromo (1904), considerada por la mayoría de la crítica como su obra maestra: "un triunfo por el que mis amigos podrán felicitarme como si hubiera salido de una grave enfermedad". Unido a la penosa tarea de escribir, tuvo que soportar el sufrimiento que le producía la gota, y añadido a esto al ver a su mujer postrada por parálisis y los escasos ingresos que obtenía de su trabajo que confluían en su vida ya de por sí difícil para hacerla aún más penosa.

La obra de Joseph Conrad se caracteriza porque como telón de fondo de las extraordinarias historias que narraba estaba siempre la vida en el mar y también los muchos y, en ocasiones, exóticos puertos, aunque su tema matriz de toda su narrativa y fundamental en la construcción de sus personajes, fue el estudio de la condición humana y la lucha perenne del individuo entre el bien y el mal. Por su conocimiento del oficio de marino, el narrador de casi todas sus historias es un marino retirado —quizás el álter ego de Conrad, ya que algunas de sus novelas se consideran autobiográficas—; de lo que puede servir de ejmplo su primera obra publicada, La locura de Almayer (1895).

No hay duda de que una de las obrás más famosa de Conrad es Lord Jim (1900), en la que hace una profunda exploración en el concepto del honor, puesto de manifiesto en las acciones y sentimientos de un hombre que trata a lo largo de su vida de expiar el comportamiento cobarde que tuvo en un naufragio que sufrió en sus años de juventud y la huella imborrable que le ha dejado en forma de cupa que trata de pagar desde entonces.

Otros títulos suyos pueden son: El negro del Narciso (1897), centrada en un marinero negro; El agente secreto (1907), sobre los anarquistas londinenses; Bajo la mirada de Occidente (1911), ambientada en la Rusia represiva del siglo XIX; Victoria (1915), ambientada en los mares del sur; y el relato El corazón de las tinieblas (1902). , que pone de manifiesto las oscuras y desconocidas profundidades de la condición humana y su capacidad de vileza, lo que le convierte en una de las historias más leídas y famosas de Conrad.

En todos estos títulos y como una constante en su obra se halla un fondo evidente de tristeza y desaliento por la condición humana. Su estilo literario es rico, de una extraordinaria viveza e intensidad narrativa en su técnica en la que utiliza el recurso literario de las inesperadas interrupciones en el discurso cronológico de los hechos, lo que se suma a la concienzuda construcción de sus personajes que es sólida y demuestra un perfecto conocimiento de los hombres en sus múltiples variantes de conducta.

Joseph Conrad murió en Bishopsbourne, cerca de Canterbury, en 1924, aunque su memoria influyó notablemente en la novela moderna, y su obra ha sido reconocida por su indiscutible valor literario por muchos de sus más destacados contemporáneos como Arnold Bennett, John Galsworthy, Ford Madox Ford, Stephen Crane y Henry James, entre otros, llegando hasta la actualidad su fama de escritor que hace sumergirse al lector en la vorágine de las historias que cuenta y en las que queda atrapado por su perfecta técnica narrativa y la habitlidad para contar historias que fascinan y conmueven y por ello está considerado como uno de los mejores escritores modernos en lengua inglesa porque su obra explora la fragilidad moral y la inestabilidad psicológica del ser humano.

Citas de Joseph Conrad



Joseph Conrad
La mente de un hombre es capaz de todo, porque todo está en ella, el pasado y el futuro.

Creí que era una aventura y, en realidad, era la vida.

Juzga a un hombre tanto por sus amigos como por sus enemigos.

La creencia en una maldad sobrenatural no es necesaria.Los hombres por sí solos son capaces de caulquier maldad.

Todas las ambiciones son legítimas, excepto las que se construyen sobre la miseria o la credulidad de la humanidad.

Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. ¡Enfrentarse a él!.

Vivimos como soñamos, solos.

No me gusta el trabajo, a nadie le gusta; pero me gusta que, en el trabajo, tenga la ocasión de descubrirme a mí mismo.

Dios es para los hombres y la religión para las mujeres.

Bibliografía de Joseph Conrad




La relación de obras escritas por Joseph Conrad está relacionada a continuación por orden cronológico de publicación en lengua inglesa:


La locura de Almayer, 1895 ,Novela
Azar ,1913 ,Novela
'El corazón de las tinieblas', 1902 Relato
Los herederos, 1900, Novela
Lord Jim ,1900, Novela
El espejo del mar ,1906, Novela
El negro del Narciso, 1897, Novela
Nostromo, 1904, Novela
Un vagabundo de las islas ,1896 ,Novela
Crónica personal ,1912 ,Autobiografía
Romance,1903,Novela
El agente secreto, 1907, Novela
Cuentos de miedo, 1898, Relatos
Tifón ,1904, Novela
Bajo la mirada de occidente, 1911 ,Novela
Victoria ,1915 ,Novela '
Juventud', 1902, Relato


Títulos de Joseph Contad publicados en España y de venta en la actualidad

En este apartado se pueden encontrar los títulos que han sido publicados en España de dicho autor y que están a la venta a la actualidad en las dos mayores librerías virtuales, en las que se puede encontrar los datos de la editorial, año de publicación y demás datos referente a cada obra, obviando aquellas ediciones que, por su antigüedad o editorial ya extinguida, no es posible adquirir.

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http://www.elcorteingles.es/libros/secciones/buscador/buscasolo_f.asp?guiafacil=joseph+conrad&Vignette



Vínculos sobre Joseph Conrad


26 septiembre, 2006

HENRIK IBSEN










Henrik Johan Ibsen (1828-1906), nació el 20 de marzo de 1828 en Skien, Noruega.

 
Trabajó durante un cierto tiempo como ayudante de un farmacéutico y, posteriormente, comenzó estudios de medicina antes de dedicarse por completo a su verdadera vocación: el teatro. Fue director de escena y autor del Teatro Nacional de Bergen de 1851 a 1857 y posteriormente director del teatro de Christiania (hoy Oslo). Entre 1857 y 1862 escribió sus primeras obras. De 1863 a 1891, vivió principalmente en Italia y Alemania gracias a una beca itinerante y, más tarde, a una pensión anual concedida por el Storting (parlamento noruego). En 1891 regresó a Christiania, donde, el 23 de mayo de 1906, murió por lo que se celebra este año el primer centenario de su muerte.

Entre las primeras obras de Ibsen se encuentran dos dramas en verso. La primera, Brand (1866, estrenada en 1885), trata sobre la tragedia de una devoción absoluta por una falsa concepción del deber; la segunda, Peer Gynt (1867), narra en términos alegóricos las aventuras de un oportunista encantador; en ella los elementos del mal están representados por los trolls, los genios malévolos de la mitología escandinava. A este drama Edvard Grieg, en 187,5 le compuso la música y se convirtió poco después en la obra más representativa del nacionalismo noruego.

Con Los pilares de la sociedad (1877), que es una crítica feroz a la hipocresía y elogio al individualismo a través de la historia de un hombre de negocios sin escrúpulos, Ibsen daría comienzo a una serie de obras que le reportarían fama mundial: Casa de muñecas (1879), Los espectros (1881) y Hedda Gabler (1890) que son todas ellas sus obras más representativas. La primera de ellas, Casa de muñecas fue objeto de una importante controversia literaria, cuenta la negación de una mujer a seguir siendo una muñeca frágil y sin autonomía personal, según el criterio de su marido; la segunda trata de la tragedia de la locura hereditaria y el conflicto generacional; la tercera retrata las relaciones de una mujer voluntariosa y decidida con quienes se relaciona y las consecuencias que siguen a su renuncia del deseo de vivir. También escribió Un enemigo del pueblo (1882), El pato salvaje (1884), Rosmersholm (1886), La dama del mar (1888), El maestro contratista (1892) y Al despertar de nuestra muerte (1900). En casi todas, la acción dramática gira alrededor de un personaje en conflicto con la sociedad y alcanza su mayor tensión al irse descubriendo los acontecimientos ocultos de su pasado y que es el germen de su presente conflictivo.

El teatro de Ibsen ha sido reconocido y aplaudido en Europa y es considerado como un clásico por lo que se le sigue representado en la actualidad por la excelente acogida que obtiene del público. En España influyó en autores como Echegaray, Benavente y especialmente en Benito Pérez Galdós. Un enemigo del pueblo fue estrenada en el teatro Novetats de Barcelona el 14 de abril de 1893 con gran éxito. La obra de Ibsen fue defendida por críticos tan prestigiosos como George Bernard Shaw en Inglaterra, y Georg Brandes en Dinamarca. La mayoría de la crítica afirma que el público se identifica con los personajes de Ibsen, ya que los reconoce como auténticos y muy cercanos a sus propias vidas. Su influencia en los dramaturgos del siglo XX es indiscutible y ha tenido numerosos seguidores en las nuevas corrientes teatrales. Ana Alejandre

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Fragmentos - Casa de muñecas


Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen (fragmento)

Acto I, Escena primera

Al levantarse el telón, suena un campanillazo en elrecibidor. ELENA, que se encuentra sola, poniendo en orden los muebles se apresura a abrir la puerta derecha,por donde entra NORA, en traje de calle y con varios paquetes, seguida de un Mozo con un árbol de Navidad y una cesta. NORA tararea mientras coloca los paquetes sobre la mesa de la derecha. El Mozo entrega a ELENA el árbol de Navidad y la cesta.
NORA:Esconde bien el árbol de Navidad, Elena. Los niños nodeben verlo hasta la noche, cuando esté arreglado. (Al mozo, sacando el portamonedas). ¿Cuánto le debo?
EL MOZO:Cincuenta céntimos.
NORA:Tome una corona. Lo que sobra, para usted. (El mozo saluda y se va. Nora cierra la puerta. Continúa sonriendo alegremente mientras se despoja del sombrero y del abrigo. Después saca del bolsillo un cucurucho de almendras y
come dos o tres, se acerca de puntillas a la puerta izquierda del fondo y escucha). ¡Ah! Está en el despacho. (Vuelve a tatarear, y se dirige a la mesa de la derecha).
HELMER (Dentro):¿Es mi alondra la que gorjea?
NORA (Abriendo paquetes):Sí.
HELMER:¿Es mi ardilla la que alborota?
NORA:¡Sí!
HELMER:¿Hace mucho tiempo que ha venido la ardilla?
NORA:Acabo de llegar. (Guarda el cucurucho de confites en el bolsillo y se limpia la boca). Ven aquí, Torvaldo; mira las compras que he hecho.
HELMER:No me interrumpas. (Poco después abre la puerta, y aparece con la pluma en la mano, mirando en distintas direcciones). ¿Comprado dices? ¿Todo eso? ¿Otra vez ha encontrado la niñita modo de gastar dinero?
NORA:¡Pero, Torvaldo!Este año podemos hacer algunos gastos más. Es la primera Navidad en que no nos vemos obligados a andar con escaseces.
HELMER. Sí..., pero tampoco podemos derrochar...
NORA: Un poco, Torvaldo, un poquitín, ¿no? Ahora que vas a cobrar un sueldo crecido, y que ganarás mucho, mucho dinero...
HELMER: Sí, a partir de Año Nuevo; pero pasará un trimestre antes de percibir nada...
NORA:¿Y eso qué importa? Mientras tanto se pide prestado.
HELMER:¡Nora! (Se acerca a Nora, a quien en broma toma de una oreja. ¡Siempre esa ligereza! Supón que pido prestadas hoy mil coronas, que tú las gastas durante las fiestas de Navidad,que la víspera de año me cae una teja en la cabeza, yque...
NORA (Poniéndole la mano en la boca):Cállate, y no digas esas cosas.
HELMER:Pero figúrate que ocurriese. ¿Y entonces?
NORA:Si sucediera tal cosa..., me daría lo mismo tener deudasque no tenerlas.
HELMER:¿Y las personas que me hubieran prestado el dinero?
NORA:Quién piensa en ellas? Son personas extrañas.
HELMER: Nora, Nora, eres una verdadera mujer. En serio, mujer, ya sabes mis ideas respecto de este punto. Nada de deudas; nada de préstamos. En la casa que depende de deudas y préstamos se introduce una especie de esclavitud, cierta cosa de mal cariz que previene. Hasta ahora nos hemos hecho firmes, y seguiremos haciendo otro tanto durante el tiempo de prueba que nos queda.
NORA (Acercándose a la chimenea):Bien, como tú quieras, Torvaldo.
HELMER (Siguiéndola):Vamos, vamos, la alondra no debe andar alicaída.¿Qué?¿Ahora salimos con que la ardilla tuerce el gesto? (Abre su portamonedas). Nora, adivina qué tengo aquí.
NORA (Volviéndose con rapidez):Dinero.
HELMER:Mira. (Entregándole algunos billetes). ¡Dios mío! Hay muchos gastos en una casa cuando se acerca Navidad.
NORA (Contando):Diez, veinte, treinta, cuarenta; ¡gracias, Torvaldo! Con esto ya tengo para ir tirando.
HELMER:No habrá más remedio.
NORA:Se hará así, descuida. Pero ven aquí. Voy a enseñarte todo lo que he comprado, y ¡tan barato! Mira: un traje nuevo para Iván y, un sable; un caballo con una trompeta para Bob, y una muñeca con una cama para Emmy. Claro que es muy sencillo, porque en seguida se rompe. Y aquí, delantales y telas para las, muchachas. La buena Mariana merecía mucho más que esto, pero...
HELMER:Y en ese paquete, ¿qué hay?
NORA (Profiriendo un ligero grito):No, Torvaldo, eso no lo verás hasta la noche.
HELMER:Bien, bien. Pero dime, manirrotita, ¿qué te gustaría a ti?
NORA:¡Bah! ¿Me preocupo acaso de mí?
HELMER:Lo creeré, si te empeñas. Vamos, dime algo que te tiente,una cosa razonable.
NORA:Realmente... no sé. Y eso que..., oye, Torvaldo...
HELMER:Veamos.
NORA (Jugueteando con los botones de la americana de Helmer, pero sin mirarlo): Si estás decidido a regalarme algo, podrías... podrías...
HELMER: Vamos, acaba.
NORA (De un tirón): Podrías darme dinero, Torvaldo. ¡Oh!, pocacosa, aquello de que puedas disponer, con eso me compraría algo.
HELMER: Pero, Nora...
NORA: ¡Vaya que sí! Lo vas a hacer, Torvaldito. Te lo ruego.Colgaré el dinero del árbol envuelto en un papel doradomuy bonito. ¿No hará buen efecto?
HELMER: ¿Cómo se llama el pájaro que está despilfarrando siempre?
NORA: Sí, sí, el estornino, ya lo sé. Pero haz lo que te digo, Torvaldo; así tendré tiempo para pensar en algo útil. ¿No es lo más razonable,di?
HELMER (Sonriendo):Si supieras emplear el dinero que te doy y comprar
efectivamente alguna cosa, sí, pero desaparece en la casa, se evapora en mil pequeñeces, y luego tengo que volver aaflojar la bolsa.
NORA: ¡Qué cosas tienes, Torvaldo!
HELMER: Es la pura verdad, Norita mía. (Le rodea la cintura con un brazo). El estornino es muy precioso, pero necesita tanto dinero... ¡Es increíble lo que le cuesta a un hombre poseer un estornino!
NORA: ¡Anda! ¿Cómo te atreves a decir eso? Yo ahorro cuanto puedo.
HELMER: ¡Oh!, eso es indudable. Todo lo que puedes, sólo que no puedes nada.
NORA (Tarareando y sonriendo alegremente): ¡Si supieras tú cuántos gastos tenemos las alondras y ardillas!
HELMER: Eres una criatura original. Lo mismo que tu padre, quien lleno de celo y voluntad se afanaba para ganar dinero, y a ti, como a él, tan pronto como lo tienes, se te escurre de las manos y no sabes nunca a dónde va a parar. En fin, hay quetomarte como eres. Sí, sí, Nora, esas cosas son hereditarias, indudablemente.
NORA: Bien quisiera haber heredado muchas cualidades de papá.
HELMER: Yo te quiero como eres, querida alondra. (Pausa). Pero oye; teencuentro hoy no sé cómo... Tienes una cara así.... un poco sospechosa.
NORA: ¿Yo?
HELMER: Sí, tú. Mírame bien a los ojos. (Nora mira a Helmer). ¿Habrá hecho
esta locuela alguna escapatoria a la ciudad?
NORA:No. ¿Por qué dices eso?
HELMER:¿De veras no has metido la nariz de golosa en la confitería?
NORA: No, te lo aseguro, Torvaldo.
HELMER: ¿No has olido siquiera los dulces?
NORA: Ni pensarlo.
HELMER: ¿No has probado dos o tres almendras?
NORA:¡Que no! Torvaldo, te digo que no.
HELMER: Bien, mujer, bien; te lo digo en broma.
NORA (Acercándose a la mesa de la derecha): Ni en sueños podría ocurrírseme hacer nada que te desagrade. Puedes estar bien seguro.
HELMER: No, si lo sé. ¿No me lo has prometido?... (Aproximándose a Nora).
Vamos, guárdate tus misterios de Navidad, que nosotros ya los sabremos esta noche, cuando se descubra el árbol.
NORA: ¿Has pensado en invitar a comer al doctor Rank?
HELMER:No, ni hace falta, puesto que ya lo sabe. Sin embargo, lo invitarécuando venga. He encargado buen vino, Nora; no puedes túfigurarte la alegría y los deseos que tengo de que llegue la noche.
NORA: Lo mismo que me pasa a mí. ¡Y qué alegría la que van a tener los
niños, Torvaldo!
HELMER: ¡Ah! Es una delicia pensar que se ha llegado a una situación estable, asegurada, y se dispone con holgura de cuanto se necesita. ¿No es
una dicha inmensa pensarlo?
NORA: ¡Oh! Es maravilloso. Parece un sueño.
HELMER: ¿Te acuerdas de la última Navidad? Tres semanas antes, te encerrabas todas las noches hasta más allá de las doce, a hacer flores para el árbol de Navidad y a prepararnos otras mil sorpresas... ¡Uf! Es la época más aburrida de que me acuerdo.
NORA: Pues yo no me aburría.
HELMER (Sonriendo): Sin embargo, el resultado fue bastante deplorable, Nora.
NORA: ¡Bueno! ¿Todavía vas a hacerme rabiar con eso? ¿Tengo yo la culpa de que entrara el gato y lo hiciese trizas todo?
HELMER: ¡Claro que no, Norita! ¿Cómo habías tú de tener la culpa? Tú tenías los mejores deseos de que nos divirtiéramos todos, y eso es lo importante. Pero bueno es que hayan pasado aquellos malos tiempos.
NORA: Es verdad; todavía no estoy bien convencida; ¡parece un sueño!
HELMER: Ahora ya no me aburriré encerrado a solas, ni tú tendrás que atormentar tus hermosos ojos y tus lindas manitas.
NORA (Batiendo palmas): No, ¿verdad que no, Torvaldo? ¡Qué gusto, Dios mío! (Toma del brazo a Helmer). Ahora voy a decirte cómo he pensado que nos arreglemos, después que pasen las Navidades... (Se oye llamar). Llaman.(Ordena la habitación). Vendrá alguien. ¡Qué fastidio!
HELMER (Disponiéndose para entrar al despacho): Si es una visita, acuérdate de que no estoy para nadie.


Fragmento de Casa de Muñecas, de Henri Ibsen, Pehuén Editores, 2001.




Ana alejandre
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Traductor

DEAN KOONTZ, EL ESCRITOR QUE PREDIJO EL COVID_19

Dean Koontz D ean R. Koontz El escritor que predijo en su novela “Los ojos de la oscuridad”, la pandemia del coronavirus “alrededor de 202...